Dedicado a la Isla de Palmos en Grecia:
Hoy os contaré una experiencia personal que tuve en un viaje a Patmos,
Grecia.
Para empezar, hablarle un poco de Patmos en general, ésta es una
de las islas más sagradas para la religión católica dado que es una de
las islas habitadas más pequeñas de Grecia. Realmente es un lugar muy
acogedor y su gente es muy hospitalaria.
Mi llegada a Patmos fue algo más compleja de lo que esperaba
pues no existen vuelos directos a dicha isla,
así que me dirigí al Aeropuerto de Atenas y en él agarré mis
maletas y fui en taxi con dirección Al Puerto El Pireo , el conocido
puerto de Atenas. Realmente es un viaje rápido el cual no tuvo mucho
movimiento.
Una vez en el puerto, tuve que buscar el ferry que se dirigía a la Isla de Patmos,
y cabe remarcar que durante el viaje se gozan de unas vistas realmente
preciosas del mar Egeo.
El ferry me dejo en el puerto de Skala, donde cogí un taxi para
que me llevara al hotel, con tanto tarjeteo de maletas, realmente se
agradeció tener una maleta resistente y con ruedas, puesto que sí
que es importante que antes de viajar, tengan en cuenta tanto el tamaño de
la maleta y su resistencia, así como la facilidad de transportarla,
ya que debe pensar que no siempre es fácil llegar al hotel.
Principalmente por esto es tan recomendable ser muy precavido a la hora de
escoger una buena maleta, ya que puede ahorrarnos muchos dolores de cabeza. Las
hay de muchos tipos y muchísimas gamas de precio, y la calidad no siempre debe
estar reñida con un precio competitivo.
Una vez me instalé en la estancia fui a comer y me sorprendió la gran
cantidad de surtido de pescado fresco que había, realmente es muy
recomendable si visitáis cualquier isla Griega probar la cocina tradicional,
ya que con un sabor indescriptible combinan ingredientes y sistemas de cocina
mediterráneos, italianos, propios del oriente medio y los balcanes,
resultando una cocina llena de contrastes y verdaderamente irresistible.
Por la tarde visité un poco la ciudad de Skala por encima, es una ciudad
pintoresca, típica de las islas griegas (no es como las míticas Fira u Oia de la isla de Santorini, pero es muy
recomendable), con un ambiente tranquilo.
Los siguientes días, además de disfrutar de la hospitalidad de la isla
y su gastronomía, fui a visitar el imponente Monasterio y Fortificación de
San Juan. Ésta es la mayor fortificación de todas las islas griegas, algo
digno de ver una vez en la vida. También visite la famosa gruta del
Apocalipsis, donde el mito cuenta que fue dictado el famoso fragmento El
Apocalipsis de la religión católica remarcado en la Biblia. Un lugar
de culto para esta religión, en general, mi opinión de la isla es que
resulta perfecta para visitarla con la familia, ya que cuenta con unas playas
paradisíacas y un ambiente muy relajado, desde luego mi consejo es
que no deje pasar éste paraíso terrenal.
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